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lunes, 11 de marzo de 2013

LA POESÍA HEBRAICO-ESPAÑOLA


La literatura hebrea fue redactada en España tras el fondo del encuentro cultural único, el triple-diálogo de las tres religiones monoteístas: la judía, la cristiana y la musulmana que se desarrolló paralelamente a las luchas religiosas que atormentaron a la Península durante ocho siglos.
Desde los inicios de la conquista musulmana, a principios del siglo VIII, y hasta la firma del edicto de expulsión por los Reyes Católicos a fines del siglo XV, fueron los judíos de la Península Ibérica parte integral de la realidad social, económica y cultural. En Andalucía florecieron las comunidades judías hasta mediados del siglo XII y desde esa misma época se desarrolló la vida espiritual judía en Castilla, León, Aragón y Cataluña. Tanto bajo el dominio musulmán como bajo el dominio cristiano los judíos se integraron a la sociedad, ocuparon puestos económicos y políticos y, a la vez, mantuvieron su identidad nacional y la desarrollaron.
La creación espiritual judía, más que cualquier otra literatura que floreció en la Península Ibérica, se basa en los contactos culturales con pensadores y poetas que se desarrollaron en Al-Andalus y en Castilla, y se puede ver en ella reflejos de eventos históricos y procesos sociales que acontecieron en la sociedad toda.
En este artículo intentaré mostrar un fenómeno interesante y especial, modo en que la literatura hebrea refleja la realidad socio-cultural del medio español cristiano en el que se desarrolló.
Para entender de qué modo la literatura hebrea refleja la realidad única de la Península ibérica en la Edad Media deseo tratar en primer lugar un ejemplo de Al Andalus y luego ampliar el tema en relación a toda la España cristiana.
Un buen ejemplo de la poesía hebrea en Al-Andalus puede ser visto en los poemas de Samuel Ibn Nagrela Hanaguid, quien fue visir del Rey de Granada y ministro de la Armada del reino, y al mismo tiempo representante de la comunidad judía.1 Judío, poseedor de una identidad propia definida y un patriotismo granadino con una posición entre los de primera línea.
Sus poemas de guerra reflejan apertura cultural, conjuntamente con la expresión de una identidad cultural judía y con ello expresión de profunda integración en la vida social en general.
La apertura cultural se observa en el hecho que dicha poesía se basa en las influencias de la literatura de su tiempo y su lugar, es decir el uso de las normas poéticas árabes para expresarse (así lo hicieron también el resto de los poetas hispano-hebreos).2
La expresión de la identidad cultural judía resalta a través del uso del propio idioma de la Biblia, el hebreo, el idioma nacional que por asociación surge desde la memoria colectiva nacional hechos históricos nacionales, como por ejemplo: la guerra de Barak y Deborah contra los enemigos históricos, etc. A ello se añaden expresiones claras: dirigiéndose al Dios de Israel para que lo ayude como representante de los judíos en el reino. "Has a los enemigos igual como has hecho a Sisera (el enemigo), y has conmigo como has hecho a Barak y Debora (los líderes de Israel)."
La integración plena en la sociedad se refleja en los temas de las poesías que incluyen expresiones de pertenencia y patriotismo y la disposición del poeta a salir a la guerra en defensa de Granada.
Los poetas hebreos de la España cristiana siguieron los pasos de los poetas hebreos andaluces y al mismo tiempo se puede reconocer la creación hebrea de los siglos XIII y XIV a través de sus fenómenos poéticos únicos.3
Para examinar las nuevas tendencias que se encuentran de forma explícita o implícita en la poesía hebrea de la España cristiana presentaré ejemplos seleccionados de diez poetas Judíos que actuaron en la España cristiana: Yehuda Aljarizi (segunda mitad del siglo XII, Toledo), Meshulam Ben Depiera (primera mitad del siglo XIII, Gerona), Shem Tov Ben Yosef Falakera (siglo XIII, Norte de España), Todros Ha Levi Abulafia (siglo XIII, Toledo), Abraham Habadarashi (segunda mitad del siglo XIII, Provenza), Shmuel Ben Joseph Ibn Sasson (primera mitad del siglo XIV, Castilla), Shem Tov Ardutiel (primera mitad del siglo XIV, Castilla), Shelomo Depiera (siglo XIV, Zaragoza), Itzhak Al-Ajdab (siglo XIV, Castilla).4
Uno de los caminos para entender las tendencias del desarrollo de la poesía es distinguir la relación entre el poeta y su poesía según como se expresa en su creación. Este es un punto de análisis esencial. La poesía hispano hebrea en la época cristiana no es el resultado de una combinación de tema y su vestimenta dibujada, como fue considerada por la poesía árabe y a manos de los poetas hebraico andaluces, sino que es considerada como una unidad, un ente independiente.
El campo semántico de las imágenes y de las metáforas que describen en el poema dentro de la poesía andaluza muestra por lo general la sensación de dominio del poeta sobre la poesía y su visión de la poesía como instrumento al alcance de su mano. Shelomo Ibn Gabirol expresó: "Yo soy el amo y el poema es mi servidor."5 Y Moshe Ibn Ezrah describe en sus poemas: "Y en tanto servidores / sujetos al designio de mi voz ... al sino de mi lengua / y rendidos a mi pluma."6
Contrariamente los poemas hebraico-españoles de la época cristiana son presentados por lo general como entes independientes, tienen valor por si mismos, son "fuertes," "profundos," "sólidos" y "claros en el cielo" (Alkharizi).
Las descripciones de los poemas en la época cristiana dan testimonio de una relación más compleja que desarrolla el poeta con los poemas: no siempre ellos lo escuchan, ellos pueden expresar sus propios deseos, amar al poeta u odiarlo, "Aborrecedme niñas de la poesía" (Todros);7 pueden prevenirse de responder al poeta "¡Ay canto mío!, ¿por qué desoyes mi ruego?" (Todros).8
La percepción artística andaluza vio en "la ilusión poética" su máxima expresión; decorados del poema son la vestimenta artística del tema, como lo describe Paguis:
En cuanto a su ropaje la poesía no es sino una ilusión retórica y formal, y sea cual fuere el grado de verdad incluido en el termino ... el criterio de verdad que rige el tema que trata, no es de ningún modo cuestión ética ni presenta dificultad alguna en la composición poética.9
A diferencia de lo expuesto, en la época cristiana, se ocuparon los poetas judíos una y otra vez de los problemas referidos a la veracidad del poema. Un estudio sobre las poesías de éstos muestra que según sus puntos de vista la poesía debe alejarse de la mentira e incluir expresiones que posean significación moral, así por ejemplo Meshulam Ben Depiera resalta que él expresa verdad: "Mi oficio / concédeme el don del arte impoluto / sólo la verdad atrae a mis oídos y la falsedad repele mi alma / como defraudar a quien creyó en mí."10 Todros Ben Yehuda Halevi Abulafia afirma que la poesía debe "ser veraz";11 "Averigua y hallarás verdad en mis palabras."12 Y Shem Tov Ben Yoseph Falkera dice: "Esa es su senda (la de los poemas) advertir al hombre acerca de la conducta moral y sabia, alabará el poeta la acción del pródigo y denostará la del mezquino."13
Con ello son conscientes los poetas de la diferencia entre la ilusión poética y la mentira del hecho. Por ejemplo, Meshulam Ben Depiera dijo en relación a los poemas cuya función es entretener: "Yo soy el juglar mentiroso ...;14 este oficio ama la falsedad y esa es la vanidad de nuestra lengua ...;15 si lo hallaras adornando falsedades / es en tono de chanza que lo ha escrito y por nuestro vino."16 Y también Todros en sus palabras sobre la poesía de alabanza: "Pero esta es la norma: la poesía carece de gracia sin engaño y vanidades / por eso al componer éstas mis loas al honorable y distinguido don Yosef las he engalado con toda suerte de mentiras"17 y "que supera el puro trovar de la ironía adornada que es tradición de moros y judíos por igual."18
Esta diferencia, que distingue a los poetas de la época cristiana de los poetas andaluces, es una de tantas características que se observan en la percepción de ía poesía y de la relación poeta-poesía. Otras caracterís­ticas destacadas son:

—La poesía es expresión personal, expresa los sentimientos del escritor y su mundo personal: "Al despertar mi cuerpo de su sueño, al sacudir el letargo de mi alma, / compondré melodías" (Meshulam Ben Depiera).19 "Y no es otro mi deseo que rimar mis andanzas" (Todros).20 —El buen poema debe presentar una idea nueva: "Sus cuestiones son nuevas y fuertes, extrae las perlas del fondo de las ideas" (Alkharizi).21 "Extreme mi pluma tras la respuesta de mis decires" (Meshulam Ben Depiera).22 "Mis asuntos y mis decires nuevos son" (Todros).23 —El poema es un elemento de expresión que genera el diálogo entre el poeta y su Dios: "He aquí que el himno reza loas a Dios, cantadas ya entonces por Moisés y el pueblo de Israel" (Falakera).24 "Entonaré a Dios nuevos Salmos cada día" (Todros).25 "Día tras día cantaré al Dios tremendo" (Todros).26

—El buen poema influye en el oyente, posee virtudes especiales que son agradables al oído y lo afectan cognitiva y emocionalmente: "Anheldos por los corazones" (Alkharizi);27 "más dulces que la miel";28 "Deseados."29 —El buen poema alegra al oyente, dirigirse hacia el público es uno de los principios de la poesía. El poema influye en el oyente: "Hace hablar a los sumidos en profundo sueño."30 "Están cincelados en el corazón / se adhieren al alma."31 "Componiendo sus poemas / saltará ágil cual gacela el cojo y se soltará la lengua del mudo / despertará a los sumidos en sueño / su corazón se regocijará al escribir / la gracia de sus labios atrapará las almas" (Shem Tov Ben Yosef Falakera).32 —El poema tiene sus propios deseos, responde o no a la llamada del poeta: "¡Ay canto mío!, ¿por qué desoyes mi ruego?" (Todros). El poema puede ofenderse y hasta gritar: "El poema llora su fracaso" (Yitzhak Alakhadav).33

—El poema puede ser buen amigo del poeta: "Aquel que tenga tinta y pluma / no necesita más compañero / él [el poema] será su compañía" (Shemtov Ardotiel).34 El lo saca de la depresión, "El himno, mi paladín / me guía hacia una serena ancianidad" (Shelomo Depiera).35 La "niña del canto" surge de la metáfora gastada en dirección a una vida completa, ella es una mujer que vive y respira: "A la niña del canto le di por esposa / ¿Hubo acaso doncella más pura? / fuese lejos, dejando a mi niña / anclada en yerma viudedad" (Todros).36

Vemos, por lo tanto, algunas innovaciones en la percepción de la poesía hebraico española en la España cristiana, destacándose la alta conciencia respecto a la creación poética y la intensa ocupación de los poetas en los criterios de la poesía.
Deseo recordar algunos fenómenos de la literatura general de la época. El medio en general se preocupó respecto del status del poeta es muy conocida la composición de Girat Riquer, uno de los poetas más importantes que actuaron en la Corte de Alfonso X "el sabio," en la que se dirige la jerarquía de los poetas en relación con el valor cultural de sus creaciones poéticas.37 Como consecuencia de los problemas respecto del status del poeta, se ocuparon en la búsqueda de criterios del buen poema,
Alfonso X "el sabio" expresa, como es sabido, en su prólogo a las Cantigas de Santa María (en la primera cantiga) su postura respecto de los criterios para hacer un buen poema. Determina que la poesía debe expresar una idea nueva (así lo exigen de sí mismos los poetas hebreos, como vimos hasta ahora).
Con el adventimiento de la poesía individual, el poeta se expresa a sí mismo, y rompe con los temas tradicionales aceptados en la época musulmana. En el contexto cristiano, en el mismo momento en que se desarrolla la poesía lírica, surgen los trovadores dentro de los círculos sociales como forma de protesta ante la autoridad de la Iglesia Católica, la poesía de los clérigos sale de los monasterios y se dirige al público en general, en la lengua popular; y el rey Alfonso "el sabio" entremezcla las líneas tradicionales de la poesía, lo sagrado y lo profano, en las Cantigas de Santa María, en las cuales declara su deseo de ser el trovador de María (Primera Cantiga).38
Desde una perspectiva socio-cultural, se puede decir que como consecuencia del desarrollo urbano surgieron nuevos círculos de oyentes, y la poesía accedió a clases sociales inferiores y populares.
El público figura como causa importante en el proceso de la creación poética, uno de los puntos que aparece en la poesía es que sea del agrado del público, que lo influya y que sobre todo lo alegre. Este punto aparece claro en la definición de poesía, que dio Alfonso como respuesta a Girat Riquer.39
Resumiendo, hemos visto características nuevas de la poesía hebraico española que no tienen origen o causa en la vida judía ni en la herencia literaria hebrea. Estos fenómenos literarios surgieron como resultado de los contactos culturales entre los poetas judíos y los cristianos.
La nueva percepción de la poesía hebrea muestra cómo los poetas hebraico-españoles crearon una poesía hebrea original y al mismo tiempo mantuvieron un fértil diálogo con toda la sociedad, y que su creación es un legítimo reflejo de los procesos culturales y sociales que tuvieron lugar en su época.


NOTAS

1   Ángel Badillos-Saenz y Judit Taragona Borras, Samuel Hanaguid, poemas (Córdoba: Ed. El Almendro, 1988). [Desde el campo de batalla],
2   La influencia de la poesía árabe sobre la poesía hebrea en Al Andaluz fue tratada por: Jaim Schirman, Hashira Haivrit Bisefarad Ubiprovans (Jerusalem: Bialik y Duir, 1961); Dan Paguis, Shirat Hakhol Vetorat Ha-Shir: Moshe Ibn Ezra (Jerusalem: Ed. Bialik, 1970); Levin Yisrael, Me'il tashbetz (Tel Aviv: Hakibutz Hameuchad, 1980). Ver: Raymond P. Scheindlin, Wine, Women and Death: Medieval Poems on the Good Life (New York: The Jewish Publicación Society, 1987).
3    Los investigadores de la literatura hebraico española dedicaron mucha atención a la poesía hebrea que surgió durante el dominio musulmán, mientras que la poesía hebrea surgida durante el dominio cristiano fue considerada, por lo general, sólo en comparación respecto de los grandiosos logros de los poetas judíos andaluces. Por esta razón quedaron ocultas sus características particulares, las cuales, en su mayoría, se desarrollaron a través del contacto con la literatura general de la época, y bajo un contexto de procesos sociales y culturales que acontecieron en la sociedad toda de la España cristiana. La poesía hebrea en la España cristiana fue discutida por: Jaim Schirman, Hashira Haivirit, vol. II (Tel Aviv, 1961); Dan Paguis, Kidush Umasoret Beshirat Hakhol Ha-ivirit (Jerusalem: Keter, 1976); Aviva Dorón, Meshorer Umasoret bechatzar Hamelekh: Todros Ha-Levi Abulafia, Poesía Hebrea en la España cristiana (Tel Aviv: Dvir, 1989).
4    La mayoría de estos ejemplos han sido citados en Schirman. Las citas de la poesía de Todros Ben Yehuda Ha-levi Abulafia son de: David Yelin, Gan Hameshalim Vehakhidot (Jerusalem, 1932-1936).
5    Schirman, "Ani Hasar" 192.
6    Brody Diván Moshe Ibn Ezrah, poema no. 223, w. 36-37, 222.
7   Yelin, "Haleil Khoshkim."
8   Yelin, "Zmir."
9    PaguisShirat Hakhol 50.
10   Schirman 308-309; "Keor Boker Beruakh tzakh" 18, 23, 28, 32.
11   Yelin, "Anakhem Lev" 167.
12   Yelin, "Boshti Meod" 94.
13   Schirman, "Vikuakh in meshorer" 337-338.
14   Schirman, "She'eluni Khakham" 303.
15   Schirman, "Noss'ei Shelomot" 306.
16   Schirman 44.
17   Yelin "Meshorer loh yedaber" 173.
18   Yelin, "Anakhem Lev" 167.
19   Schirman, "Beron Yakhad" 300.
20    Yelin, "Anakhem Lev" 167.
21    Schirman, "Takhimoni" 110-111.
22    Schirman, "Beron Yakhad" 300.
23    Yelin, "Anakhem Lev" 167.
24   Schirman, "Vikuakh im meshorer" 338.
25   Yelin, poema no. 995 203.
26   Yelin, poema no. 992 203.
27   Schirman, "Takhkimoni" 108,
28   Schirman, "Takhkimoni" 108.
29   Schirman, "Takhkimoni" 108.
30   Schirman, "Takhkimoni" 108.
31   Schirman, "Takhkimoni" 108.
32   Schirman, "Vikuakh im mishorer" 335.
33   Schirman 583.
34   Schirman, "Milkhemet ha-et vehamisparaim" 532.
35   Schirman, "Tzeviat Khen" 571.
36   Yelin, poema no. 398 128.
37   Carlos Alvar, Textos trovadorescos sobre España y Portugal (Barcelona: Planeta, 1978) 178-193.
38   Ángel del Río, Historia de la literatura española (Barcelona: Bruguera, 1982) 155 [Me por a questeu quero seer oy mais seu Trovador"]; Bartolomé Montaza Rodríguez, Panorama de la poesía española en castellano, vol. I (Madrid, 1981) XVI.
39   Alvar 178-193.

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